Exposición prolongada al sol sin protección solar.
Uso de productos cosméticos no recomendados por el profesional.
No seguir las instrucciones post-tratamiento proporcionadas por el profesional.
Cambios bruscos de temperatura ambiental.
Rascarse o frotarse la piel tratada con los productos.
No utilizar protección adecuada al realizar tareas domésticas.
No seguir una rutina adecuada de cuidado de la piel en casa.
Exposición a ambientes con humo o contaminación.
Consumo excesivo de alcohol o tabaco.
No mantener una dieta balanceada y saludable.
No dormir lo suficiente o tener un descanso adecuado.
Estrés excesivo o emociones negativas prolongadas.
Realizar actividades físicas intensas sin protección adecuada.
No mantener una adecuada hidratación de la piel.
Exposición a productos químicos agresivos en el hogar o el trabajo.
No seguir un programa regular de cuidado de la piel en casa.
No informar al profesional sobre cambios en la salud o medicación.
Exposición a contaminantes ambientales o polución.
No realizar sesiones de seguimiento recomendadas por el profesional.
No utilizar los productos recomendados entre sesiones de tratamiento.
Psoriasis: Es una enfermedad crónica de la piel que causa parches rojos, escamosos y a menudo dolorosos. Puede afectar cualquier parte del cuerpo, incluidas las uñas.
Eczema: También conocido como dermatitis, es una afección inflamatoria de la piel que causa picazón, enrojecimiento, hinchazón y descamación.
Dermatitis: Es una inflamación de la piel que puede ser causada por diversas condiciones, como alergias, irritantes o contacto con ciertas sustancias.
Queratosis pilaris: Es una afección cutánea común que se caracteriza por pequeñas protuberancias ásperas en la piel, a menudo en los brazos, muslos, glúteos o mejillas.
Rosácea: Es una enfermedad crónica de la piel que provoca enrojecimiento, inflamación y vasos sanguíneos visibles, generalmente en la cara.
Acné severo: Es una afección cutánea que causa la formación de granos, espinillas y puntos negros, y puede dejar cicatrices permanentes en la piel.
Quistes cutáneos: Son bolsas llenas de líquido, pus u otros materiales que se forman debajo de la piel y pueden causar inflamación y dolor.
Quemaduras solares severas: Son lesiones en la piel causadas por la exposición excesiva a la radiación ultravioleta del sol, que pueden provocar dolor, enrojecimiento, ampollas y descamación.
Infecciones bacterianas o fúngicas de la piel: Son infecciones causadas por bacterias o hongos que afectan la piel y pueden requerir tratamiento médico.
Herpes labial o herpes zóster: Son infecciones virales que causan ampollas dolorosas en los labios (herpes labial) o en otras partes del cuerpo (herpes zóster).
Síndrome de Sjögren: Es un trastorno autoinmune que afecta las glándulas que producen lágrimas y saliva, lo que puede causar sequedad en la piel y las membranas mucosas.
Lupus eritematoso sistémico: Es una enfermedad autoinmune que puede afectar la piel, las articulaciones, los riñones, el corazón, los pulmones y otros órganos del cuerpo.
Enfermedades autoinmunes: Son afecciones en las que el sistema inmunológico ataca erróneamente las células y tejidos sanos del cuerpo.
Diabetes: Es una enfermedad crónica que afecta la capacidad del cuerpo para producir o usar adecuadamente la insulina, lo que puede provocar diversos problemas de la piel.
Hipertiroidismo o hipotiroidismo: Son trastornos de la glándula tiroides que pueden afectar la salud y apariencia de la piel, entre otros síntomas.
Hipersensibilidad a ciertos ingredientes cosméticos: Algunas personas pueden ser alérgicas o sensibles a ciertos ingredientes presentes en los productos cosméticos, lo que puede provocar reacciones en la piel.
Trastornos de la coagulación sanguínea: Son afecciones que afectan la capacidad de la sangre para coagularse correctamente, lo que puede influir en la cicatrización de heridas y la salud de la piel.
Cicatrización lenta de heridas: Algunas personas pueden tener problemas con la cicatrización de heridas, lo que puede afectar la respuesta de la piel a los tratamientos cosméticos.
Uso de medicamentos que afectan la piel (como retinoides): Algunos medicamentos pueden tener efectos secundarios que afectan la salud y apariencia de la piel.
Cáncer de piel o antecedentes de tratamiento oncológico: El cáncer de piel y los tratamientos para el cáncer pueden causar cambios en la piel que pueden influir en la respuesta a los tratamientos cosméticos.